Lo peor no fue soñar que salía con su mejor amigo. Lo peor no fue que su mejor amigo estaba totalmente enamorado de mí. No.
Lo peor fue que no me animaba a preguntar -la verdad es que tampoco quería saber- si él estaba enterado de la relación o lo que me ponía los nervios de punta: si él había dado el pase libre.
miércoles, 22 de julio de 2009
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animese, amigaloca.
ResponderEliminarbesos con sal.
nos estamos viendo.-
Interesante tu ventana.
ResponderEliminarPasando a visitarte.
Ánimo.
:D
Un abrazo findesemanescos!!
esas situaciones son un kilombo. si uno tuviera la lucidez para acordarse de que hay más hombres por ahí!
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