Cuando estoy de "sory, porro" con mi abuela, es como si las dos estuviéramos exactamente en el mismo lugar: ninguna entiende nada, la memoria a corto plazo desaparece, nos paranoiqueamos con los ruidos extraños, yo me fumo sus charlas de chusmerío y ella las mías de issues y mambos y al rato nomás de estar juntas nos agarra un hambre tremendo que saciamos con lajmashin y knishes en la cocina.
(*)Momentos de Ocio en el Templo del Ajusco.
sábado, 30 de octubre de 2010
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comparto esos mismos momentos con la persona que me dio la vida.
ResponderEliminargracias.
vos decís que cuando te volves abuela, te volves drogadicta naturalmente... ??
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