Paja

Estaba caliente y lo llamé a mi ex novio. Le dije si quería venir a casa para mimos, caricias y quizás algo más, un da para darse mezclado con ex parejas, sin segunda opinión ni nada a cambio. Bueno, sí a cambio de una tarde de sexo como nos gusta a los dos, con todo lo que sumamos juntos, incorporando los aciertos del último tiempo. Ahora que lo pienso, qué insólitas y desgraciadas las dudas y los pensamientos que anteceden, tipo "espero que no piense que porque lo llamé quiero volver" o "le traerá buenos recuerdos o se arrepentirá" o "¿cómo me había olvidado de lo bien que cogíamos?", si por lo único que estamos acá es para disfrutar la vida, la juventud y el ser libres. En fin, lo llamé, por si justo a él también le parecía un buen día para coger con la ex, quizás salía temprano del trabajo y podíamos fumar uno y eso y para la cena ya estar cada uno en su casa. Sí, estaba caliente porque me puse a pensar en él y recordé las noches en la playa, los prime de chocolate y el balcón de su otro departamento. Pensé que tal vez él también se había calentado pensando en la pileta o el tatuaje o eso que dicen que las judías hacemos tan bien. Y por eso lo llamé. Para escucharlo decir que no puede, que tiene que trabajar y que qué mal que se la pierde. Y bueno, a veces se gana y a veces se pierde, ¿qué vamos a hacer?

Change your mind

Entre venís a tomar unos mates al balcón y ojalá los fines de semana duraran noventa horas y los lunes y martes dos nada más, me invadieron unas ganas locas de abrazarlo y hacer una fiesta de besos, porque sus besos eran de los más lindos que yo había recibido. Quería decirle que yo pensaba igual y que además sentía que entre él y yo había un no sé qué, que me aseguraba que nos íbamos a querer de acá hasta el cielo. Aunque el último sábado no hubiera tenido ganas de salir con él y de hecho me quejé de sus mensajes, él se había comportado como un caballero sin armadura, había cumplido y ahora sólo esperaba mi respuesta. Desde el primer día le advertí que yo vivía en otro planeta, pero él ya se había decidido por esta desconocida que escribe y hasta arriesgó un yo pinto y mostró sus acuarelas y manchas de pintura en la pared. Fue con su voz, sus ojos y porqué no, sus sabanas negras, que por primera vez en mucho tiempo sentí que capaz, después de tanta andanza y tanto desamor, él había llegado para mostrarme que la vida no terminaba donde yo había imaginado.

Hear me talking to ya...

Sentime un minutito: a vos te quiero para el postre, la guerra, el desayuno y la merienda. Para la cuchara, el tenedor y el mantel. Quiero ser tu fan número uno y que caminemos de la mano hasta la verdulería. Si vos querés te hago un lugarcito en el placard, te cedo un cajón, te presto una percha, o dos, o tres. ¿Querés el placard entero? Te compro el cepillo de dientes azul, lo dejo al ladito del mío que es rosa y te comparto el shampoo y te reservo el mejor toallón de la pila. Contame, cantame, mirame, leeme, pensame, decime lo que quieras o no me digas nada. Abrime otra ventana, regalame más palabras y yo me aprendo vida y obra de tus bandas preferidas, el nombre de tus primos y me tomo el tren, la combi, el colectivo y te llevo la torta marmolada de mi hermana, ¿te gusta la torta marmolada? Mi hermana cocina bien. Creo que hasta propongo que leamos poemas de no sé, ahora no se me ocurre nadie claro, aunque tal vez lo de la poesía sea demasiado, ¿te parece demasiado? Bueno lo vemos con el tiempo, porque la verdad (y creeme que lo digo en serio), es que con vos no me quiero perder un detalle, ahorrar una sonrisa y en palabras de Ella digo que I am the kind of woman that would take her time...
¿Y? ¿Qué decís? Ya estás pensando que sí, lo sé.